Editorial
Hace 10 años atrás, cuando lanzamos JAR, concebimos a la revista como una manera de modificar cómo la investigación artística se presentaba a sí misma. Esto ha implicado, en primer lugar, mostrar alternativas a la distinción entre práctica y teoría que dominaba el discurso en ese momento. Aunque había otras revistas y canales de publicación, aunque pocos, subsistía algo "teórico" en ellos, sobre todo en lo que respecta a su forma, que parecía haber permitido sólo un compromiso limitado con otros medios de expresión, aparte del texto. Focalizando en el concepto de "exposicionalidad" y el desarrollo del Research Catalogue, hemos buscado fomentar puntos de partida diferentes.
Adicionalmente, siempre hemos visto también a la revista como un proyecto de investigación en sí mismo. Nos hemos adaptado a los requisitos técnicos a partir de los desarrollos en el Research Catalogue, los desarrollos conceptuales, en las revisiones del formulario de revisión por pares, por ejemplo, y también en lo que respecta a las realidades sociales con la introducción del espacio del Network de JAR en nuestro sitio web, así como la ampliación de lenguas en las que se pueden hacer las presentaciones. Mientras continuamos con estos avances, también hemos generado algunas ideas sobre el uso de los entornos de JAR y RC, así como sus posibilidades. El hecho de que rechacemos cualquier descriptor formal de "mejores prácticas" añade otra capa de complejidad a la forma que podrían tomar esas diferentes desviaciones. De los muchos posibles recortes, me centraría quizás en tres observaciones prácticas interconectadas.
En línea o no, hay una comprensión usual de la "investigación" que sugiere una proximidad entre la comprensión y los datos. Mientras que algunxs artistas abordan directamente cuestiones de información, podría ser un ejercicio interesante para todxs los investigadorxs del arte examinar sus prácticas también en términos de generación y análisis de datos. Esto podría valer la pena, no tanto porque alinearía, digamos, lo artístico con la investigación científica, sino porque un (hipotético) cambio de paradigma podría dar lugar a nuevos conocimientos.
Tomemos la documentación de una obra de arte o de una performance: sólo en términos de uso de la memoria, una sola documentación en video puede representar un gran conjunto de datos de más de un gigabyte que, a través de documentaciones adicionales, puede muy bien multiplicarse. Debemos preguntarnos entonces, ¿es redundante la mayor parte de la información contenida en la documentación? ¿Qué datos (o secuencia de video) tienen un valor informativo específico? – y ¿ganaríamos más comprensión si tuviéramos más material documental?
Cuando a nosotrxs o a nuestrxs lectorxs, por caso, se nos presenta una base de datos limitada, es decir, un material documental escaso, es difícil saber cuáles pueden ser las razones de ello, pero podría parecer que los posibles significados de una obra pueden agotarse en la documentación que se presenta, o que no es tanto la documentación sino las explicaciones (el "análisis") las que enmarcan los datos, y es alli donde habría que buscar el lugar del significado. Más aún: ¿una exposición publicada en JAR está pensada para ser leída como un producto final y singular, que contiene toda la información necesaria? ¿O se entiende mejor como una multiplicidad, algo que permanece abierto, inacabado y en cierto modo "inestable"? ¿Y cómo esta comprensión no sólo se indicaría sino que se experimentaría en tanto riqueza material?
Estas son sólo algunas sugerencias para ilustrar cómo las nociones de datos pueden cambiar las percepciones. Sin embargo – y este sería mi segundo punto – , no se trata de que las presentaciones ricas en datos tengan éxito automáticamente. Si se presentan muchos datos, podemos tener una buena sensación de base material, pero podemos preguntarnos si las herramientas analíticas (organización, edición, etc.) se utilizan con éxito o no, es decir, si nos hacen ver nuevas comprensiones de los materiales y, por ende, exponen la práctica como investigación. Pareciera que lxs revisorxs tienen la tendencia a pedir formulaciones más explícitas de los componentes básicos de la investigación (pregunta, contexto, metodología y resultado) sólo cuando la generación de datos y los análisis no arrojan resultados; el mismo "tipo" de revisorx – críticx pero favorables al enfoque – a menudo se complace en respaldar las presentaciones que se dedican a los datos y su análisis, independientemente de si una presentación se enmarca o no en las formas convencionales de la investigación.
Esta observación nos ha llevado a pensar que la recomendación de explicar la pregunta, el contexto, la metodología y los resultados de la investigación por parte de unx revisorx puede entenderse de dos maneras: 1) como la exigencia de proporcionar precisamente esa información que falta, o 2) como una indicación de lo que no ha obtenido de la presentación y el análisis de los datos. Esas dos opciones no son excluyentes, pero pareciera que la segunda es más difícil de formular, en particular en lo que respecta a los requisitos que podrían derivarse. En la fase de revisión, vemos un desequilibrio similar entre las revisiones de los textos descriptivos y la presentación de trabajos que incluyen a la obra de arte propiamente dicha -aun si esta última pareciera acontecer menos. Así, sin que sea nuestra intención, el proceso de revisión y de revisión por pares gravita hacia los formatos académicos más tradicionales, y es una de nuestras tareas editoriales mantener en juego las opciones artísticas.
En tercer lugar, este proceso que he tratado de explicar relativo a la documentación y los datos no es tanto un ejercicio de equilibrio como una cuestión de transformación. Esta transformación de la práctica a la investigación ya ha ocurrido en muchos casos, aún antes de que recibamos una presentación. Sin embargo, cuando se percibe que una presentación no está suficientemente completa, la cuestión muy a menudo es cómo transmitir este proceso más allá de los casilleros marcados durante el proceso de revisión y también hasta dónde éste puede y debe llegar. Somos muy conscientes de que encontrar investigación en la propia práctica forma parte de un proyecto de investigación en la misma medida que sus diversos elementos contextuales o académicos. Lo importante es que uno no excluye al otro, hay muchos ejemplos en JAR que lo atestiguan.
No obstante, si consideramos detenidamente esas transformaciones, es interesante reparar que lo que parece ser el orden natural de la investigación – la pregunta de investigación, el contexto, la metodología y los resultados – suele estar prácticamente invertido: el resultado presentado y experimentado justo al principio y el resto no es una continuación del mismo sino que se presenta dentro de él. Los datos, entonces, no son lo que está unido a algo; es en realidad lo que la propia exposición ejecuta. Una forma de expresar la transformación de la práctica en investigación, por lo tanto, sería decir que en ella el acoplamiento de los datos se mueve del fondo al primer plano convirtiéndose en la escena en la que todo lo demás se desarrolla. De hecho, pueden ser los encuentros artísticos con los datos donde realmente ocurre lo que podría considerarse como desviaciones.
Michael Schwab
Editor en jefe